24.9.06

Cuando me amé de verdad...

Cuando me amé de verdad…


Cuando me amé de verdad, comprendí que en cualquier circunstancia, yo estaba en el lugar correcto, en la hora correcta, y en el momento exacto. Y entonces, pude relajarme. Hoy sé que eso tiene nombre... Auto-estima.

Cuando me amé de verdad, pude percibir que mi angustia y mi sufrimiento emocional, no son sino señales de que voy contra mis propias verdades.
Hoy sé que eso es... Autenticidad.

Cuando me amé de verdad, dejé de desear que mi vida fuera diferente y comencé a ver que todo lo que acontece, contribuye a mi crecimiento.
Hoy sé que eso se llama... Madurez.

Cuando me amé de verdad, comencé a percibir como es ofensivo tratar de forzar alguna situación, o persona, solo para realizar aquello que deseo, aún sabiendo que no es el momento o que la persona no está preparada... inclusive yo mismo.
Hoy sé que el nombre de eso es... Respeto.

Cuando me amé de verdad, comencé a librarme de todo lo que no fuese saludable... Personas, situaciones, todo y cualquier cosa que me empujara hacia abajo. De inicio, mi razón llamó esa actitud egoísmo. Hoy sé que se llama... Amor Propio.

Cuando me amé de verdad, dejé de temer tener tiempo libre y desistí de hacer grandes planes, abandoné los Mega-proyectos de futuro. Hoy hago lo que encuentro correcto, lo que me gusta, cuando quiero y a mi propio ritmo. Hoy sé, que eso es... Simplicidad.

Cuando me amé de verdad, desistí de querer tener siempre la razón y, con eso, erré mucho menos veces. Hoy descubrí que así se define la... Humildad.

Cuando me amé de verdad, desistí de quedarme reviviendo el pasado y de preocuparme con el Futuro. Ahora, me mantengo en el presente, que es donde la vida acontece.
Hoy vivo un día a la vez. Y eso se llama... Plenitud.

Cuando me amé de verdad, percibí que mi mente puede atormentarme y decepcionarme. Pero cuando yo la coloco al servicio de mí corazón, ella tiene una gran y valiosa aliada.
Todo eso es.... ¡SABER VIVIR!

“No debemos tener miedo de confrontarnos... ...Hasta los planetas chocan... y del caos nacen las estrellas.”

Auto-estima, Autenticidad., Madurez, Respeto, Amor Propio, Simplicidad, Humildad, Plenitud, ¡SABER VIVIR!

Y recuerda que: de todo lo que pienses, hagas o digas, preguntate si:

¿Es la VERDAD?
¿Es EQUITATIVO para todos los interesados?
¿Creará BUENA VOLUNTAD y MEJORES AMISTADES?
¿Ser BENEFICIOSO para todos los interesados?

Me lo envió mi amiga Nelly... Gracias

23.9.06

Recursos para una eficiente expresión oral

Recursos para una eficiente expresión oral
Técnicas y trucos para hablar en público

Hablar en público o ante los medios de comunicación provoca, con frecuencia, nerviosismo y temores. Es una situación lógica para quien no está habituado.

Pero existe un conjunto de recursos, que se engloban en la denominada ciencia de la retórica, que pueden ayudarnos a vencer esos obstáculos y a mejorar nuestra confianza y capacidad para hacer llegar nuestro mensaje de forma nítida, precisa y eficiente.

Descartemos, desde el principio, que hablar en público requiere amaneramiento o grandilocuencia. Al contrario: lo mejor es la sencillez y la claridad; el lenguaje más común y conocido por el auditorio al que nos dirigimos. Con un límite infranqueable: la precisión frente a las generalidades; la honestidad de lo que expresemos frente a demagogias fáciles. El recurso permanente al efectivismo descalifica la oratoria más brillante y al orador de mayor perfección lingüística.

En definitiva, para comunicar bien hay que cuidar la forma en que se expresan los mensajes, pero hay que ser rigurosos con el fondo, con el contenido. Es decir, el buen orador construye sus discursos con respeto escrupuloso tanto a la forma (el lenguaje que utiliza) como al fondo (lo que verdaderamente piensa, defiende y plantea).

CARACTERÍSTICAS DE UNA BUENA COMUNICACIÓN

Claridad: Exponer ideas concretas y definidas, con frases bien construidas y terminología común y al alcance de los destinatarios. Si hay que emplear palabras que puedan presentar dudas al auditor, mejor detenerse en explicarlas para que puedan ser comprendidas.

Concisión: Utilizar las palabras justas; huir de palabrería. No hay que ser lacónicos, pero tampoco emboscar al destinatario en una farragosa oratoria, por más que sea preciosista.

Coherencia: Construir los mensajes de forma lógica, encadenando ordenadamente las ideas y remarcando lo que son hechos objetivos y lo que son opiniones, sean del orador o de otras personas.

Sencillez: Tanto en la forma de construir nuestro mensaje como en las palabras empleadas.

Naturalidad: Tal vez, lo más difícil de lograr. Requiere una expresión viva y espontánea, lo que no implica vulgaridad o descuido. Es la prueba del dominio del lenguaje y el camino para lograr esa naturalidad, precisamente por una concienzuda preparación de la intervención. Sólo así, con preparación y ensayo, se puede asegurar convenientemente que el mensaje llegue a sus destinatarios de forma precisa y fácilmente comprensible.



¿CÓMO CONSTRUIR BIEN EL MENSAJE? RECURSOS ESTRUCTURALES

De la forma en que se organicen las frases, de las palabras que se utilicen, va a depender en buena medida que el mensaje sea bien comprendido por los destinatarios. Al elegir estas o aquellas palabras, y al construir las frases con una u otra estructura, se está apostando por una determinada forma de llamar la atención del oyente sobre aquellas ideas esenciales que tratamos de comunicar. Equivocar la forma de expresión oral equivale a impedir o cortocircuitar las posibilidades de comunicación.

¿CÓMO PROCEDER? REGLAS ELEMENTALES

A. Si se trata de una comunicación coloquial, frases muy cortas, de pocas sílabas. En un discurso, las frases pueden ser más amplias, pero cuidando en su construcción las opciones de "hacer pausas" (para respirar, o para remarcar un concepto) que faciliten su expresión oral, y también su comprensión por el auditorio.

B. Para enfatizar las "ideas principales", las repeticiones son una herramienta fundamental de la expresión oral. Repetición no significa reiteración, o monotonía. Se recalca una idea, pero no necesariamente con las mismas palabras, sino con sinónimos.

Posibilidades: Empezar varios párrafos con una misma palabra o expresión. Repetir la última palabra de la frase anterior al comenzar una nueva. Terminar una frase recalcando la idea con la que comenzamos. Concluir varias frases de la misma forma. O, repetir un sustantivo, acompañándolo de distintos calificativos.

Para el buen uso de este recurso estructural (sin el peligro de caer en el abuso de muletillas, frases hechas, o reiteraciones) lo mejor es preparar y ensayar a fondo la intervención de que se trate. Sólo oyéndonos seremos conscientes de fallos y carencias propias, o de las dificultades que entraña su improvisación.

C. Hacer, periódicamente, recapitulaciones de nuestro mensaje, de las ideas fundamentales que se están desarrollando en la intervención pública. Estos resúmenes periódicos evitan que el auditorio se extravíe y aseguran un mejor seguimiento del hilo argumental.

D. Exponer paralelismo - o contraposiciones - también ayuda a precisar y clarificar el mensaje que tratamos de comunicar. Enfatiza lo que pretendemos expresar y nos permiten dar al mensaje los contornos y matices que queremos trasladar (razón/emoción; ciencia/experiencia, etc: contrastes.)

E. Amplificar una idea de nuestro discurso, bien recurriendo a la síntesis de lo expresado y a su repetición resumida; o bien, recalcando dicha idea desde diferentes puntos de vista. Con ello, se aclara y profundiza el mensaje, y el receptor podrá captar los matices y el conjunto de la idea expresada. Se amplifica recurriendo a ejemplos, comparaciones o contrastes, aclaraciones, o, en ocasiones, con frases hechas.

F. Construir la intervención (discurso) de menos a más, en orden acumulativo. Las ideas y mensajes deben seguir un orden ascendente, apoyando cada una de ellas en las anteriormente expresadas a las que, evidentemente, deben aportar algo nuevo. Este orden lógico de construcción del mensaje nos permite, además, ir acrecentando el interés de los destinatarios y mantener su atención a lo largo de la intervención. Es una forma de evitar que "desconecten". (En la comunicación periodística, la gradación es inversa: lo más destacado, al principio, es el titular).

G. Si se trata de una intervención larga, es preciso marcar de alguna forma las pausas entre un apartado y otro de la comunicación. entre uno y otro mensaje, en tal caso, conviene introducir "transiciones" se resume lo dicho y se anuncia el camino que va a seguir el discurso; los nuevos conceptos.

ELEGIR LAS PALABRAS INDICADAS. RECURSOS ESTILÍSTICOS

En la expresión oral, lo recomendable es buscar la claridad, la concisión, la sencillez y la naturalidad; todo ello, respetando la coherencia interna del mensaje. Pero esas características no impiden que cada cual tenga, o trate de buscar, un estilo propio fundado en sus específicos recursos y habilidades expresivas.

RECUERDA: Para comunicar bien hay que cuidar la forma en que se expresan los mensajes, pero hay que ser rigurosos con el fondo, con el contenido.

En la expresión oral y pública, el objetivo es comunicar algo de la mejor manera y con el mayor impacto posible. Para lograrlo, se utilizan recursos estilísticos: expresiones que buscan la mayor expresividad e impacto para captar la atención, y que se separan del lenguaje normal.

CREAR IMÁGENES: UNA BUENA MANERA DE CAPTAR LA ATENCIÓN ¿DE QUÉ FORMA?

1. Llamar por su nombre a las cosas, nombrarlas. Con sustantivos y adjetivos bien elegidos se evoca perfectamente una cosa, una idea.

2. Definir o escribir una idea de forma sencilla, destacando los rasgos esenciales.

3. Narrar una acción que queremos evocar.

4. Recurrir a la comparación o al ejemplo para precisar la idea que queremos transmitir. Tanto la comparación como el ejemplo ayudan a entender lo desconocido a través de lo conocido; o lo abstracto a través de lo concreto. También el recurso a la metáfora ayuda a evocar e identificar aquello que queremos expresar: señala la identidad de una cosa o idea con otras mediante la especificación de sus rasgos comunes.

5. Un recurso contrario es la "antítesis", en cuanto aclara lo que queremos expresar -el concepto- por su contraposición o contraste con otras ideas fácilmente identificables. Es una herramienta que contribuye, además, a que la expresión oral gane en ingenio, sorpresa y expresividad.

6. Otros recursos estilísticos serían: la "antífrasis", que es decir lo contrario de lo que nuestro interlocutor espera: la 'ironía', combinada con otros recursos gestuales, fonéticos, etc; la 'paradoja', oponiendo dos aspectos contradictorios en apariencia, pero que no lo son en nuestro mensaje; y los 'juegos de palabras', oponiendo términos que suenan igual, pero que tienen un significado diferente.

7. Para dar riqueza, color y expresividad al estilo también es posible recurrir a figuras que dan énfasis a aquello que más nos importa destacar: Además de la voz y el gesto, existen recursos estilísticos tales como la 'hipérbole' (deformación), que nos permite presentar una cosa o idea agrandada o empequeñecida para ganar en expresividad o para ridiculizarla; la ponderación retórica o 'exageración' para dar mayor relieve a lo que se quiere destacar, o la atenuación, que al quitar importancia a lo que se dice, lo destaca.

8. Personificar, dramatizar o recurrir a la interrogación son, asimismo, recursos estilísticos de primera magnitud.

- al dar vida a cosas inanimadas, se remarca su protagonismo y su interés.

- al escenificar una historia, haciendo hablar a sus personajes, ponemos ante los ojos del oyente de forma gráfica lo que nos importa transmitir.

- al preguntar en voz alta se trata de reafirmar lo que decimos, multiplicar la resonancia de esa afirmación. La expresión, además, gana en emotividad y persuasión.

En definitiva, existen multitud de posibilidades estilísticas que pueden enriquecer la expresión oral, y con ello la comunicación personal para conectar con el auditorio. Se trata de optar por aquellos que, en cada caso, mejor puedan trasladar nuestro mensaje.

Lo que no debe olvidarse es que, por tratarse de un mensaje oral, el lenguaje ha de ser vivo y natural; que las palabras han de traslucir frescura y espontaneidad. Están permitidas, incluso, incorrecciones gramaticales si con ello se refuerza la expresividad. Y también obviamente, las expresiones populares, los refranes, las frases hechas, etc.

RECUERDA: Para enfatizar las 'ideas principales', las repeticiones son una herramienta fundamental de la expresión oral.